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martes, 19 de septiembre de 2017

Escenas de desamor: El frío del final.

Hacía mucho frío, y le pesaba más el frío que sentía por dentro que el frío exterior. Iban de camino a la estación, probablemente iba a ser su último momento juntos hasta mediados de enero, no lo iba a ver en casi un mes, no lo iba a ver en Navidad, ni en Año Nuevo. Igualmente, toda la tristeza y necesidad de contacto que cargaba ella por éste hecho, parecía en él no notarse. El sólo hecho de darle la mano al caminar parecía  ser totalmente forzado.

Observaba a sus amigos, unos pasos más hacia delante, podía ver las miradas que compartían y las sonrisas mutuas que se daban, ellos sí se querían. No hacía falta ser muy inteligente para notar la diferencia en el ambiente, era muy palpable.

Al llegar a la estación de autobuses de aquel pueblo, y tras ir a comprar algo para comer mientras esperaban, se sentaron en un banco de piedra. También estaba frío, ni eso le hacía sentir un poco más reconfortada.
Miró a su chico, él había estado soltando de vez en cuando algunos comentarios para poder aliviar el ambiente, pero no recordaba ninguno; sólo le prestaba atención a lo que ella misma quería decir. Sabía que si no lo decía ahora, perdería el último momento de hablar en persona.

-Eh, no entiendo porqué estás así.- lo observó con intensidad y agachó la mirada.

-¿Cómo estoy?- y notó que él miraba al frente en vez de mirarla a ella.

-No eres el mismo del principio, ya te lo escribí en la postal que te hice, y tú me dijiste que me querías y que ibas a esforzarte por volver a estar igual conmigo. No he visto el esfuerzo.

-Anoche, por ejemplo, estuvimos muy bien cuando salimos.

-Anoche sí, hoy has vuelto a estar frío y seco. Te ha costado darme la mano, sólo me abrazabas cuando yo te abrazaba primero, y hasta los besos han sido muy escasos.- 
Noté como suspiraba, y salía vaho de su boca, le costaba encontrar siempre palabras que pronunciar en momentos difíciles, así que tuvo paciencia.

-Sólo estoy estresado por los exámenes, yo estoy bien contigo, no te preocupes.

-¿Estás bien conmigo? Pues yo ya no estoy bien contigo.- Le dolió mucho pronunciar esas palabras, pero sabía que era la pura realidad.

Sabía que él no contestaría nada a esa última frase y justo en ese momento sintió su autobús llegar al andén correspondiente.
Se levantó del banco con parsimonia, se reunió con sus amiga y miró una última vez a su novio. Se dieron un beso, totalmente vacío y carente de afecto, y le dolió como una estaca.

Fue el último.

Entró al bus, susurró un "no estoy bien" para que lo escuchara su compañera de viaje y empezó a sentir las lágrimas que había estado conteniendo por horas delante de él.

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